Kiseijuu: Sei no Kakuritsu
También conocida como: Parasite; Parasyte
2014-2015
24 Episodios
23 Minutos por episodio aproximadamente
Sinopsis: Mientras descansa escuchando música, Izumi Shinichi es atacado por uno de los muchos parásitos que han descendido del cielo en forma de esporas. Gracias a su reacción oportuna, Shinichi evita que el parásito tome su cerebro, pero en cambio éste se apodera de su mano y brazo derechos, obligándolo a coexistir en un mismo cuerpo. Casi al mismo tiempo conoce la verdad: otros parásitos lograron tomar por completo el control de sus huéspedes y se alimentan de seres humanos, desencadenando una ola de terror y asesinatos brutales en todo el mundo.
Reseña: Kiseijuu: Sei no Kakuritsu, o sólo la primer palabra, como lo resumiremos en esta reseña, fue un anime que vio su emisión durante el final del año pasado y el inicio de éste, con una temporada larga. Está basado en el manga clásico que conserva el título "Kiseijuu", que fuera publicado durante finales de los ochenta y primera mitad de los noventa en la revista especializada Afternoon, de mano del mangaka Iwaaki Hitoshi, que logró compilar sesentaicuatro capítulos en diez volúmenes.
Y pareciera que en una ida al baño, luego de ver The Thing, a Hitoshi-san se le ocurriera la "idea". Bien no se puede negar la similitud tan descarada, que es la de un ente carnicero que puede adoptar una forma y aptitudes cotidianas para mezclarse con el entorno, y que ha sido parcialmente plagiada por otras tantas, como la película americana The Faculty, y no yéndonos tan lejos, Tokyo Ghoul. Es muy parecido, ¿no? Sin embargo, como en el último ejemplo, al creador le dio por ponernos desde la perspectiva de uno de estos seres, sentando quizá uno de los precedentes más recurrentes en el género (tomando en cuenta que, de hecho, es un manga algo viejo), que es el del clásico híbrido de humano y criatura en turno que está en el ojo del huracán.
Aunque la manera en que se aborda la historia es interesante en un principio, el objetivo se ve sumergido rápidamente entre una serie de acontecimientos casi aleatorios, salidos de ninguna parte. Si en un principio parecía que jalaba hacia algún lado, los cambios de actitud de Shinichi y el adoptar una segunda personalidad de manera tan repentina le quitó mucho del encanto que gozaba, que es obviamente el de ser capaz de despertar en el espectador algún sentimiento de comprensión por una situación tan difícil.
La historia no tiene un conductor concreto y pareciera contar con muchos personajes totalmente supérfluos, que no aportan absolutamente nada. Sin un objetivo fijo, el asunto se va dividiendo en pequeñas historias que se van amontonando, es decir, surgirá alguna problemática que será resuelta en unos cuantos capítulos, para dar paso a otra nueva, y subsecuentemente llegar al final. Es como una historia de arcos muy cortos que realmente no tienen una conexión verdaderamente profunda o que la hagan parecer como una serie más homogénea.
Por si esto fuera poco, volvemos al mismo cantar que sufre la mayoría de las series tipo gore: la teatralidad y el fanservice. Escenas innecesarias y brutalidad para comprar público seinen wannabe, con muchísimos personajes creados únicamente con el propósito de morirse de forma estúpida y hasta hilarante. Y, desgraciadamente, Kiseijuu falla en generar la tensión clásica que al menos otras series pueden aportar, tal es el caso de Terra Formars.
La ventaja obvia de esto es estar basado en un manga finalizado (aunque desconozco qué tan fiel fue la adaptación al material original). Y aunque Shinichi tenga su fallo en su apsus piedra cool, es un personaje que cumple bien con su rol protagónico, su móvil es creíble y tiene mucho tiempo para desarrollar cierta complejidad. Otros tantos que le rodean tienen el mismo acierto, y aunque también hubo argumentos ridículos y que no tuvieron ningún tipo de explicación (como el del sexto sentido idiota), hubo otros que le dieron frescura y mantenían la serie interesante en todo momento.
Técnicamente fenomenal, el diseño de personajes es excelente, las texturas y efectos muy detallados. Se sintió que la animación era fluída y no hubo momentos de pausa demasiado descarados. Musicalmente, pues sí, es olvidable, y salvo el opening y ending podría no haber más cosas que rescatar. El trabajo actoral fue ejemplar, desde Shimazaki Nobunaga, que demuestra que sabe interpretar buenos personajes y no sólo muñecos sin sentimientos que hablan, hasta el papel más raro en la carrera de la popular Hirano Aya. También estuvieron por ahí Murase Ayumu, el simpatiquísimo KENN, don Inoue Kazuhito Kakashi-sensei, la superespectacular e inigualable Sawashiro Miyuki y el camaleónico Namikawa Daisuke. Chopi.
-Dame un beso de lengüita-
Veredicto XVI... ok, no
Lo bueno: Grandes efectos en pantalla y se mantuvo interesante siempre. Un elenco de seiyuus envidiable.
Lo malo: Demasiados clichés, aun siendo uno de los fundadores del género, tener una adaptación tan tarde sólo acentúa el sentimiento. La historia no se siente unificada en absoluto, mucha teatralidad y fanservice.
Lo sinceramente estúpido:Quizá el mayor argumento en Kiseijuu era el no poder distinguir a los parásitos a simple vista (a menos de poseer un poder telepático espacial ortogonal nuclear anal), lo que de cierto modo mantuvo a Shinichi en el anonimato. Avanzada un poco la historia encontraron un método efectivo para esto. "La manera de reconocer a los parásitos es [spoiler]. Pero el repentino cambio de personalidad, la pérdida de comprensión ante sentimientos humanos, además del estrabismo y autismo espontáneos, no tienen absolutamente nada que ver, no se alarme. Es más, si ve a alguien así sígalo a los lugares más solitarios y oscuros que encuentren, quizá le den un regalito."
Calificación: 7.
Pues será un pionero del género, pero no le veo la grandeza por ningún lado. Siento que todavía soy demasiado bueno con la calificación, pero no puedo bajársela porque a pesar de haber sido un anime largo, me entretuvo y no lo sentí tan forzado. Creo que es un buen precursor para muchas cosas, pero tiene la desventaja de haber salido muy a destiempo, cuando muchas de las ideas que quizá hasta fundó ya fueron explotadas hasta el hartazgo. Ni modos.
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